VIVAN LOS NOVIOS. 1970.

 

Leonardo viaja de Burgos a Sitges acompañado de su madre para casarse con Loli, propietaria de una tienda de souvenirs para turistas. La noche anterior a la boda, Leonardo se va de despedida de soltero con su cuñado e intenta echar una cana al aire sin éxito. Cuando regresa, encuentra a su madre ahogada en una piscina de plástico. Para evitar trámites y que peligre la boda, deciden esconder el cadáver para luego arrojarlo al mar.

 

Película de transición del maestro Berlanga, de nuevo formando tándem con Azcona. Ambos son al mundo del cine lo que Albelda y Baraja o Pasieguito y Puchades a nuestro Valencia, genios que coinciden en el mismo tiempo y lugar complementándose, haciendo más grandes sus obras para hacer más feliz a la gente.

Lo que en un principio iba a ser motivo de celebración, la boda entre Leonardo y Loli, va entrando en una vorágine de tragicomedia grotesca hasta convertirse en luto, desasosiego y finalmente locura.

Algo así como el paso de “la transacción más grande del fútbol mundial” o un Nou Mestalla como referente europeo a acabar teniendo que avalar pagarés y que la mole de cemento se perpetúe en la Avenida de las Cortes en espera de otro engaño low-cost.

Es la primera película en color de Berlanga, otro de los motivos por los que se puede considerar película bisagra en su carrera, de nuevo condicionada por la censura y los problemas de producción.

En 1970 el franquismo se preocupaba por proyectar una imagen a Europa de apertura y modernidad. Así son los turistas, tanto en mentalidad como estética, que van apareciendo en la película y que contrastan con el personaje casposo y retrógrado de Leonardo. Es la crítica social de Berlanga.

Cuando Meriton desembarcó en el Valencia pregonaban una imagen de modernidad y vanguardia. Nombraron presidente del club a un “diplomático” cosmopolita y preparado como Anil Murthy para internacionalizar la imagen del club, cuando bajo esa figura se escondía un personaje grotesco y turbio, incapaz de generar un ápice de ternura, otro de los aspectos en los que Berlanga se aleja en esta película respecto a las anteriores. La crueldad no genera empatía ni condescendencia.

Otro ejemplo de engaño con el que Meriton nos ha obsequiado, ha sido el de proyectar la Academia de Paterna como de las mejores de Europa (Meriton Youth Policy) cuando la realidad ha sido un filial, nuestro Mestalleta, totalmente abandonado a su suerte y desestabilizado.

Como sucede en la película, una vez consumada la tragedia de la madre de Leonardo, Meriton no tienen reparos en arrojar nuestro ADN al mar para que su fiesta continúe.

Que nada impida a Jose Luis López Vázquez, que interpreta al protagonista de la película, seguir intentando echar una cana al aire o a Peter Lim hacer networking y negocios particulares a costa del club.

La película termina con un plano aéreo, como si de la cámara Skycam de la Liga se tratara, en el que los protagonistas forman la silueta de una inquietante araña gigante siguiendo una carroza fúnebre.

En las numerosas marchas y concentraciones a favor de la dignidad del Valencia y en contra de Peter Lim, lo que se ha proyectado desde el cielo de Mestalla, no ha sido una araña, sino un enorme murciélago formado por valencianistas de corazón pidiendo a los gestores de Meriton que se vayan de una vez, que su mezquindad ya no engaña a nadie.

Amunt Valencia!

Amunt Imperio Cheaustrohúngaro!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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